Golowin representa el elemento turbador, el lado oscuro en el camino de María von Krüdener, una heroína burguesa, de mágica personalidad y enorme fuerza interior, colocada en el centro de la vorágine de la Revolución Rusa, de la que huye junto a sus hijos en busca de Alexandr, su marido. Pero algo aguarda en su destino, un encuentro perturbador, la tentación de una vida opuesta, un debate, por la noche, a solas con un hombre.

Esa manera de expresarse, harto impropia de un marinero, sorprendió esta vez a María. Para adaptarse inmediatamente a la situación necesitó toda su presencia de espíritu.

—Soy María Iakovlevna von Krüder —contestó con voz clara y colocando su mano sobre la cabeza de su hijo Mitya, que se había puesto a su lado como para defenderla—; mi marido, terrateniente del distrito de Tula y oficial del ejército del Zar, ha huido al extranjero, y yo tengo la intención de hacer otro tanto. No puedo, pues, abrigar frente a usted halagadoras esperanzas, sino tan solo temores. 

Autor alemán de origen judío, Jakob Wassermann (1873-1934) goza de plena fama y prestigio cuando se produce su expulsión de la academia y la prohibición de su obra en 1933 por parte de los nazis. Crítico teatral, redactor en revistas culturales, conferenciante y novelista, trató a los grandes escritores del momento como Thomas Mann, Schnitzler o Hofmannsthal. Su obra autobiográfica Mi camino como alemán y judío proclamó sin ambages algo más que sus profundas convicciones, la doble fuente de la que se nutre la cultura europea.

Admirador de Dostoyevski del que toma modelo psicólogo, su obra reflexiona sobre el conflicto ético del hombre del siglo veinte frente a su destino. Entre sus numerosas obras destacan, además de Golowin, las novelas Gaspar Hauser o la indolencia del corazón, La caída de Mauricio y La tercera existencia de Joseph Kerkhoven.